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Tithonus, Alfred Tennyson
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Tithonus, Alfred Tennyson

Tithonus, Alfred Tennyson

Traducción de Alejandro Caja

  1. The woods decay, the woods decay and fall, 
  2. The vapours weep their burthen to the ground, 
  3. Man comes and tills the field and lies beneath, 
  4. And after many a summer dies the swan. 
  5. Me only cruel immortality 
  6. Consumes: I wither slowly in thine arms, 
  7. Here at the quiet limit of the world, 
  8. A white-hair’d shadow roaming like a dream 
  9. The ever-silent spaces of the East, 
  10. Far-folded mists, and gleaming halls of morn.
  11. Alas! for this gray shadow, once a man— 
  12. So glorious in his beauty and thy choice, 
  13. Who madest him thy chosen, that he seem’d 
  14. To his great heart none other than a God! 
  15. I ask’d thee, ‘Give me immortality.’ 
  16. Then didst thou grant mine asking with a smile, 
  17. Like wealthy men, who care not how they give. 
  18. But thy strong Hours indignant work’d their wills, 
  19. And beat me down and marr’d and wasted me, 
  20. And tho’ they could not end me, left me maim’d 
  21. To dwell in presence of immortal youth, 
  22. Immortal age beside immortal youth, 
  23. And all I was, in ashes. Can thy love, 
  24. Thy beauty, make amends, tho’ even now, 
  25. Close over us, the silver star, thy guide, 
  26. Shines in those tremulous eyes that fill with tears 
  27. To hear me? Let me go: take back thy gift: 
  28. Why should a man desire in any way 
  29. To vary from the kindly race of men 
  30. Or pass beyond the goal of ordinance 
  31. Where all should pause, as is most meet for all? 
  32. A soft air fans the cloud apart; there comes 
  33. A glimpse of that dark world where I was born. 
  34. Once more the old mysterious glimmer steals 
  35. From thy pure brows, and from thy shoulders pure, 
  36. And bosom beating with a heart renew’d. 
  37. Thy cheek begins to redden thro’ the gloom, 
  38. Thy sweet eyes brighten slowly close to mine, 
  39. Ere yet they blind the stars, and the wild team 
  40. Which love thee, yearning for thy yoke, arise, 
  41. And shake the darkness from their loosen’d manes, 
  42. And beat the twilight into flakes of fire. 
  43. Lo! ever thus thou growest beautiful 
  44. In silence, then before thine answer given 
  45. Departest, and thy tears are on my cheek
  46. Why wilt thou ever scare me with thy tears, 
  47. And make me tremble lest a saying learnt, 
  48. In days far-off, on that dark earth, be true? 
  49. ‘The Gods themselves cannot recall their gifts.’ 
  50. Ay me! ay me! with what another heart 
  51. In days far-off, and with what other eyes 
  52. I used to watch—if I be he that watch’d— 
  53. The lucid outline forming round thee; saw 
  54. The dim curls kindle into sunny rings; 
  55. Changed with thy mystic change, and felt my blood 
  56. Glow with the glow that slowly crimson’d all 
  57. Thy presence and thy portals, while I lay, 
  58. Mouth, forehead, eyelids, growing dewy-warm 
  59. With kisses balmier than half-opening buds 
  60. Of April, and could hear the lips that kiss’d 
  61. Whispering I knew not what of wild and sweet, 
  62. Like that strange song I heard Apollo sing, 
  63. While Ilion like a mist rose into towers. 
  64. Yet hold me not for ever in thine East: 
  65. How can my nature longer mix with thine? 
  66. Coldly thy rosy shadows bathe me, cold 
  67. Are all thy lights, and cold my wrinkled feet 
  68. Upon thy glimmering thresholds, when the steam 
  69. Floats up from those dim fields about the homes 
  70. Of happy men that have the power to die, 
  71. And grassy barrows of the happier dead. 
  72. Release me, and restore me to the ground; 
  73. Thou seëst all things, thou wilt see my grave: 
  74. Thou wilt renew thy beauty morn by morn; 
  75. I earth in earth forget these empty courts, 
  76. And thee returning on thy silver wheels.
  1. Los bosques decaen, decaen y perecen,
  2. las nubes lloran su carga sobre la tierra, lloran
  3. el hombre llega y labra el campo y yace bajo él,
  4. y un verano –después de muchos– el cisne muere.
  5. Sólo a mí la cruel inmortalidad
  6. consume; me marchito lentamente en sus brazos,
  7. aquí, en el callado confín del mundo,
  8. una sombra encanecida vagando como un sueño
  9. por los espacios en eterno silencio del Oriente,
  10. las brumas plegadas en la lejanía–, y las estancias resplandecientes de la mañana.
  11. ¡Ay de esta sombra gris! una vez un hombre,
  12. tan glorioso en su belleza y vuestra preferencia,
  13. a quien hicisteis tu elegido, de tal modo a quien vos elegisteis
  14. en su gran corazón no se tuvo por menos que un Dios!
  15. Y yo os supliqué, «Concededme la inmortalidad.»
  16. Y vos accedisteis a mi petición con una sonrisa,
  17. como hacen los hombres ricos despreocupados por el modo en que otorga sus dádivas,
  18. pero vuestras Horas poderosas cumplieron de manera indignante su voluntad
  19. Y me molieron a golpes, me desfiguraron, me echaron a perder,
  20. y aunque no pudieron acabar conmigo, me dejaron tullido
  21. para vivir en presencia de la juventud inmortal,
  22. vejez inmortal junto a juventud inmortal,
  23. y todo lo que fui reducido a cenizas. ¿Pueden vuestro amor,
  24. vuestra belleza, enmendarlo, incluso ahora,
  25. cuando, próxima y sobre nosotros, la estrella de plata, vuestra guía,
  26. brilla en esos ojos temblorosos que se llenan de lágrimas
  27. para escucharme? Déjadme marchar: retirad vuestro dádiva:
  28. ¿por qué debería un hombre desear en modo alguno
  29. diferenciarse de la raza amable de los hombres,
  30.  o ir más allá de la meta ordinaria
  31. donde todos deberían detenerse, que casi todos lo cumplen?
  32. Un aire suave dispersa las nubes
  33. Me llega un vislumbre del mundo oscuro donde nací.
  34. Una vez más el fulgorantiguo y misterioso se desliza calladamente
  35. de vuestra pura, de vuestros hombros puros,
  36. y tu pecho late con corazón regenerado.
  37. Vuestras mejillas comienzan a enrojecer en la penumbra,
  38. y vuestros ojos dulces poco a poco a brillar cerca de los míos,
  39. antes de cegar a las estrellas, y el tirosalvaje
  40. que os ama, anhelando vuestro yugo, surge
  41. y se sacude la oscuridad de sus crines sueltas,
  42. y bate el crepúsculo en destellos de fuego.
  43. ¡Hete aquí! Así os alzáis siempre hermosa,
  44. en silencio, y antes de haber dado vuestra respuesta
  45. os marchasteis, dejando vuestras lágrimas en mi mejilla.
  46. ¿Por qué habríais de asustarme con vuestras lágrimas
  47. y hacerme temblar, a menos que el dicho que aprendimos
  48. en los días lejanos, en aquella tierra oscura, fuera cierto?
  49. «Ni los mismos Dioses pueden retirar sus dones.»
  50. ¡Ay de mí, ay de mí! Con qué corazón tan otro
  51. en los días distantes, y con qué ojos tan otros
  52. solía yo contemplar –si era yo quien miraba–
  53. el lúcido contorno que os silueteaba;
  54. veía los rizos tenues prenderen anillos de sol;
  55. me transformaba con vuestra mística transformación, y sentía mi sangre
  56. iluminar con la intensidad que lentamente
  57. encendía de carmesí toda vuestra presencia y vuestros portales, mientras acostado,
  58. mi boca, mi frente, mis pestañas, invadidas por vuestro calor
  59. con besos más perfumados que los capullos a medio abrir
  60. de abril, y oía a los labios que se besaban
  61. murmurar algo salvaje y dulce, desconocido para mí,
  62. como aquella extraña canción que escuché cantar a Apolo
  63. cuando alzó como niebla las Torres de Ilión.
  64. Pero no me retengas para siempre en vuestro Oriente;
  65. ¿cómo puede mi naturaleza seguir mezclándose con la vuestra?
  66. Vuestras sombras rosadas me bañan,
  67. frías son vuestras luces y fríos mis pies arrugados
  68. sobre tus umbrales centelleantes, cuando el vapor
  69. asciende de los campos esfuminados, junto a las casas
  70. de los hombres felices que tienen la facultad de morir,
  71. y de los túmulos cubiertos de hierba de los muertos, más dichosos aún.
  72. Libérame y devuélveme a la tierra.
  73. Vos que todo lo veis, podrás ver mi tumba:
  74. regenera vuestra belleza una y otra mañana;
  75. y yo, polvo al polvo, olvidaré estas cortes vacías
  76. y a Vos retornando en vuestro carro de plata.